CONSCIENTE

La pedagogía ignaciana pone sus esfuerzos en desarrollar el valor de la consciencia como eje fundamental para la educación integral de la persona.

Porque una persona consciente tiene mayor capacidad para desarrollar una inteligencia intrapersonal, que le permita conocerse y aceptarse; despertar el interés necesario para tener autonomía en el aprendizaje; y desarrollar una mirada al mundo abierta y agradecida que le mueva a ser protagonista en cuidarlo y mejorarlo.

CÓMO TRABAJAMOS EL VALOR
DE LA CONSCIENCIA
INTELIGENCIA INTRAPERSONAL
  • Mirada a sí mismo/a con los ojos de Dios, con el modelo de Jesús. Valorarse a sí mismo a pesar de las limitaciones, sentirse invitado a mejorar y desde el deseo de “ir más allá́”, sentirse llamado a ponerse al servicio de los demás (bien mayor), siguiendo el modelo de Jesús.
  • Autoconocimiento y autoaceptación. Conocerse a sí mismo en su entorno, con sus capacidades y limitaciones. Vivir el error como parte imprescindible del crecimiento personal.
  • Asumir responsabilidades, autosuperación. Asumir la responsabilidad de los actos y sus consecuencias. Buscar el margen de mejora personal, ser autoexigentes para intentar superar los propios límites, todo con el fin de hacer más bien al mundo.
  • Gestión emocional. Tomar conciencia de los sentimientos y emociones que acompañan el día a día (éxito, fracaso, duda, esperanza, alegría, tristeza…), controlarlos adecuadamente y manifestarlos de forma positiva para poder aprender.Discernimiento para servir. Tomar las decisiones siguiendo el modelo de discernimiento ignaciano, para servir mejor a la construcción del Reino.
  • Disfrutar del aprendizaje. Disfrutar en el colegio, con el trabajo bien hecho a partir del esfuerzo personal. Disfrutar de la vida, agradeciendo todo como regalo y oportunidad de crecer. Ayudar a los demás en su desarrollo y disfrute.
  • Actividad física y deporte. Cuidar, respetar y disfrutar del propio cuerpo en la actividad física y en el deporte, reconociéndolo como regalo de Dios para el desarrollo integral de la persona.
AUTOAPRENDIZAJE
  • Autonomía en el aprendizaje. De forma personal, ser capaz de fijar objetivos de aprendizaje a partir de sus fortalezas y debilidades, planificar las tareas, gestionar el tiempo, usar herramientas de aprendizaje y autoevaluar de forma continua su proceso.
  • Atención y escucha. Atender y percibir las indicaciones externas como ayuda en el proceso de aprendizaje. Desarrollar la cultura de escucha activa y atención plena.
  • Interés e iniciativa. Vivir el proceso de aprendizaje como algo propio. Descubrir ámbitos de interés y profundizar en ellos. Potenciar las habilidades y mejorar las fragilidades.
  • Aprendizaje auténtico (relacionado con la vida). Relacionar lo aprendido en distintas áreas con la vida y el entorno. Utilizar los aprendizajes de forma adecuada en el día a día.
UNA MIRADA ABIERTA AL MUNDO
  • Mirada con los ojos de Dios. Descubrir la bondad y belleza de la creación y de la humanidad, pero también los lugares de dolor, miseria, injusticia.
  • Análisis social. Comprender la realidad social, cómo ha ido evolucionando a lo largo de la historia y reconocer el papel que jugamos las personas con sus decisiones en la construcción de la sociedad.
  • Ecología. Vivir la naturaleza como un regalo para toda la humanidad (presente y futura) que debemos conservar. Dolor ante el serio peligro que corre debido al actual sistema político y económico, vinculado a la sociedad de consumo.
  • Globalización. Reconocer la pluralidad, interconexión e interdependencia del mundo actual, con las oportunidades y peligros que esto conlleva.
  • Diversidad. Comprender y aceptar las diferencias, para convivir en paz y construir una sociedad mejor.